Tenía un problema con mi cuerpo

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Siempre nos estamos convirtiendo en un determinado tipo de persona a través de las historias que creemos sobre los demás y el mundo.

Estas historias tienen tal impacto que influyen en lo que hacemos o dejamos de hacer.

¿Cuál es el principal problema? Normalmente no somos conscientes de estas creencias que nos están formando en un tipo de persona; a menudo son irreflexivas e implícitas en nuestra forma de vivir la vida.

Un ejemplo claro de cómo estas creencias implícitas conforman nuestra forma de ver el mundo lo encontramos en nuestra concepción de la espiritualidad.

Durante y después del periodo de la Ilustración (alrededor de 1650-1800), muchos cristianos empezaron a desarrollar una idea de lo que significaba ser espiritual: ser espiritual está en la mente, es decir, tener la moral y la doctrina correcta. Por lo tanto, si uno quería combatir el pecado de la carne, necesitaba tener ideas más elevadas sobre Dios leyendo las Escrituras o sabiendo más sobre teología. Esto llevó a muchos a abrazar una "espiritualidad desencarnada", es decir, una espiritualidad que pone demasiado énfasis en la introspección racional. Pero este no siempre fue el marco más predominante.

De hecho, antes de la Ilustración, la concepción de la espiritualidad que tenían la mayoría de los creyentes se basaba en el cuerpo: era una "espiritualidad encarnada".

¿Hay un hermano que lucha contra la impureza física? "Necesita ayunar y descansar físicamente". Algunas personas se refieren a esta idea diciendo que "no se puede arreglar la mente con la mente". Dicho de otra manera, puedes "arreglar la mente con el cuerpo".

Uno de los puntos de inflexión en mi vida espiritual fue llegar a la convicción de que gran parte de mi comportamiento escapista o pecado —utilizar los placeres corporales para adormecer mi dolor y ansiedad, como los atracones o los contenidos para adultos— se debía a mi falta de descanso y al exceso de prisas y ajetreo. He cometido violencia contra mi alma con actividades interminables y listas de cosas por hacer. Tenía una espiritualidad basada en la mente y en la actividad.

¿Qué me faltaba? El cuerpo.

Al aprender más sobre la teología del cuerpo, empecé a incorporar en mi vida diferentes prácticas basadas en el cuerpo para combatir mi ansiedad y mi impureza: Empecé a descansar un día a la semana, también conocido como Sabbat, e intenté dormir entre 7 y 8 horas. También borré todas las redes sociales de mi móvil que llevaba conmigo y limité el número de proyectos en los que trabajaba a la vez.

A través de estas decisiones tomadas por fe, me abrí a Dios de maneras sin precedentes y Él me transformó en una persona más amorosa. Me di cuenta de que el descanso es una necesidad espiritual, no un lujo de clase media-alta.

Ser más espiritual no sólo implicaba saber más versículos de la Biblia u organizar más estudios bíblicos para ayudar a la gente a conocer a Cristo. También supuso la reconfiguración de mi cerebro, calmar mi sistema nervioso y reducir la inflamación de mi cuerpo.

Tenemos una espiritualidad encarnada y nuestros cuerpos, no sólo nuestras mentes, son el templo del Espíritu Santo. Puedo decir que mi vida refleja cada vez más, lenta pero constantemente, el fruto del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol (Gálatas 5:22-23).

Ahora me esfuerzo por optimizar mi vida para "amar más", no para "hacer más". Ahora, cuando un hermano me dice que está luchando contra la depresión y la impureza, le pregunto si está descansando lo suficiente y comiendo alimentos nutritivos. Ya no le digo a la gente que sólo memorice más versículos de la Biblia y sea abierto con su pecado, aunque estos son esenciales para una vida espiritual vigorosa. No es necesario irnos al otro extremo. Cada caso y cada persona son únicos. Pero creo que estaremos más alineados con las Escrituras si tenemos en cuenta nuestro cuerpo, no solo nuestra mente o un sinfín de actividades.

Ahora termino mis días cansado, pero es un "buen cansancio". Antes vivía siempre en un estado crónico de "cansancio peligroso".

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